Ya hemos llegado a la mitad de nuestro recorrido. Es hora de revisar tu pasaporte y prepararte para el resto del viaje. ¿Qué ciudades has visitado? ¿Has coloreado bien todas las casillas? ¿Cuántos puntos e insignias has conseguido?
Por cientos de años los judíos fueron dominados por imperios más poderosos: Asirios, babilonios y persas. Luego, los ejércitos de los griegos dominaron todo y su idioma se convirtió en el de un gran imperio. Los romanos por su parte, entraron en la región de Judea en el 64 a.C.
Completa esta cita de la Biblia "Entonces ______, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis." Mt 27,24 . Una pista, fue el quinto prefecto de la provincia romana de Judea
Damasco es la capital de Siria, una pequeña región con una singular formación geológica, que yace entre el monte Hermón y el desierto de Siria. Damasco desempeñó un papel importante en la historia bíblica tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
"Abrán respondió: "Señor Dios, ¿qué me vas a dar? Yo estoy ya para morir sin hijos, y el heredero de mi casa será ese Eliezer de Damasco". (Génesis 15, 2)"
"Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo" (Hch 9,3)
Unos doscientos años antes de Alejandro Magno, el profeta Daniel escribió lo siguiente respecto a la dominación mundial: “¡Mire!, había un macho de las cabras que venía del poniente sobre la superficie de toda la tierra, y no tocaba la tierra. Y en lo que respecta al macho cabrío, había un cuerno conspicuo entre sus ojos. Y siguió viniendo hasta el carnero que poseía los dos cuernos, [...] y vino corriendo hacia él en su poderosa furia. Y [...] procedió a derribar al carnero y a quebrar sus dos cuernos, y resultó que no hubo poder en el carnero para mantenerse firme delante de él. De modo que lo arrojó a la tierra y lo holló [...]. Y el macho de las cabras, por su parte, se dio grandes ínfulas hasta el extremo; pero en cuanto se hizo poderoso, el gran cuerno fue quebrado, y procedieron a subir conspicuamente cuatro en lugar de él, hacia los cuatro vientos de los cielos” (Daniel 8:5-8).
“El carnero que tú viste que poseía los dos cuernos representa a los reyes de Media y Persia. Y el macho cabrío peludo representa al rey de Grecia; y en cuanto al gran cuerno que estaba entre sus ojos, representa al primer rey” (Daniel 8:20-22).
JESÚS fundó el cristianismo, y sus seguidores lo difundieron por todo el mundo en tiempos del Imperio romano. Todavía pueden verse calzadas, acueductos y monumentos romanos en países como Gran Bretaña, España y Egipto. Esos vestigios son reales, y nos recuerdan que Jesús y sus apóstoles —así como la historia de sus hechos y palabras— también lo fueron. Por ejemplo, si uno camina por la antigua Vía Apia, estará yendo por la misma ruta que el apóstol Pablo recorrió en su viaje a Roma (Hechos 28:15, 16).
El registro bíblico de las actividades de Jesús y sus discípulos incluye referencias a hechos históricos del siglo primero. Lucas señaló el año que vio dos acontecimientos de excepcional importancia, a saber, el comienzo del ministerio de Juan el Bautista y el bautismo de Jesús, cuando este se convirtió en el Cristo, o Mesías. Lucas dejó constancia de que ambos hechos ocurrieron en “el año decimoquinto del reinado de Tiberio César [29 de nuestra era], cuando Poncio Pilato era gobernador de Judea, y Herodes era gobernante de distrito de Galilea” (Lucas 3:1-3, 21). El evangelista mencionó también los nombres de otros cuatro funcionarios importantes: Filipo (hermano de Herodes), Lisanias, Anás y Caifás. Estos siete nombres han sido confirmados por historiadores seglares. De momento, hablaremos de Tiberio, Pilato y Herodes.
Tiberio César es muy conocido, y su efigie aparece en varias obras de arte. El Senado romano lo nombró emperador el 15 de septiembre del año 14 de nuestra era, cuando Jesús tenía unos 15 años de edad.
Poncio Pilato: Su nombre y el de Tiberio se mencionan en un relato del historiador romano Tácito fechado poco después de que se terminara de escribir la Biblia. Con respecto al término cristiano, Tácito dijo: “El autor de este nombre fue Cristo, el cual, imperando Tiberio, había sido justiciado por orden de Poncio Pilato, procurador de la Judea”.
Herodes Antipas fue famoso por haber fundado junto al mar de Galilea la ciudad de Tiberíades, en la que instaló su residencia. Posiblemente fue allí donde ordenó que se le cortara la cabeza a Juan el Bautista.
Los relatos bíblicos también hacen referencia a sucesos notables ocurridos en la época romana. Respecto al tiempo del nacimiento de Jesús, leemos: “Ahora bien, en aquellos días salió un decreto de César Augusto de que se inscribiera toda la tierra habitada (esta primera inscripción se efectuó cuando Quirinio era el gobernador de Siria); y todos se pusieron a viajar para inscribirse, cada uno a su propia ciudad”
(Lucas 2:1-3).
Tanto Tácito como el historiador judío Josefo nombran a Quirinio. Y la confirmación de que se produjo este tipo de inscripciones se halla en un edicto de un gobernador romano que se conserva en la Biblioteca Británica. Dice así: “Siendo inminente el censo de cada casa, es necesario intimar a todos los que por cualquier causa residan fuera de los [distritos], que vuelvan a sus propios domicilios”.
Las Escrituras también dicen que hubo “una gran hambre [...] en el tiempo [del emperador romano] Claudio” (Hechos 11:28). Josefo, quien vivió en el primer siglo, corrobora este hecho: “En aquel momento la ciudad sufría por el hambre, y muchos morían”.
Además, en Hechos 18:2 leemos que “Claudio había ordenado que todos los judíos se fueran de Roma”. Esto queda confirmado por una biografía suya escrita por el historiador romano Suetonio alrededor del año 121. Claudio “expulsó de Roma a los judíos”, dice Suetonio, y añade que los judíos “provocaban alborotos continuamente” debido a su hostilidad hacia los cristianos.
Más o menos por el tiempo en que tuvo lugar aquella hambre, Herodes Agripa, vestido con “ropaje real”, pronunció un discurso ante un público entregado que respondió gritando: “¡Voz de un dios, y no de un hombre!”. Entonces, “llegó a estar comido de gusanos, y expiró” (Hechos 12:21-23). Josefo también documentó el hecho, agregando algunos detalles, entre ellos que Agripa pronunció su discurso “cubierto con una vestidura admirablemente tejida de plata”, que “empezó a sentir dolores en el vientre, violentísimos desde el comienzo”, y que murió cinco días más tarde.
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